miércoles, 20 de febrero de 2013

La ley del colegio (años 80)

Vamos a seguir desmitificando los años 80, hombre, que le tengo ganas.

Después de la ley de la calle y nuestra lucha por sobrevivir un día más en aquellas condiciones apocalípticas de yonkis, macarras, quinquis y camellos de todo pelo, toca estudiar otra jungla...la escolar...

Porque en aquellos tiempos, el tema no era como lo viven los chavalillos de hoy en día...que en lugar de ir al colegio parece que van a la serie Goazen!, no, no...los que fuimos a colegio religioso en los 80 también teníamos curas, pero no tan chisposos o guays...en aquella época tras los muros de los colegios se vivían capones, tirones de patillas, zarandeos, castigos ejemplares sin venir a cuento o con cuento y demás barrabasadas...

¿Hoy? Joder, un profesor levanta la mano a un alumno y antes de bajarla, ya tiene puestas las esposas...antes no...y ojo...que no éramos alumnos de llevar la siete muelles a clase, o de poner reaggetón en el móvil a toda pastilla en mitad de la clase de matemáticas...íbamos indefensos, tal vez con un yoyó, peonza, cromos o cubo de rubick dependiendo de qué estaba de moda y para de contar...

La verdad es que ya, la puerta de acceso acojonaba un huevo...

"Arbeit macht frei"

Y entrabas en fila como en la mili...todo muy castrense (o castrón), y una vez ahí dentro...muahahahaaaaa, ya estabas bajo su dominio...el dominio de los CURAS...

"En el espacio nadie puede oír tus gritos..."

De buenas a primeras, las normas eran muy estrictas...pero de cojones...aquí te podían canear por cosas tan chorras como reírte en clase (joder, ¿Qué coño esperaban que hicieran niños de 10 años?) y esa era la pesadilla de todos los días...porque claro, en esos tiempos y a esa temprana edad, lo que veías eran programas de risa, películas de risa, tebeos de risa...el mundo entero se conjuraba para hacer de nuestras vidas una continua risa sin final...así que luego en clase, si de pronto te acordabas de algo gracioso...había que aguantarse...no entiendo cómo no terminó alguno muerto de algún derrame cerebral aguantando la risa con los soplillos hinchados...aunque había veces que la presión era tan grande que la carcajada salía en forma de pedorreta...consecuencia:

"Allá voy!!!!"

Los métodos represivos eran muy dispares...el que tenía suerte, sufría tan solo un ligero zarandeo...el que tenía media suerte un simple tironcillo de patilla...y el que tenía mala suerte, una somanta coscorrones que te dejaban ahí con cara de no saber ni dónde te has metido...luego había profesores que eran más creativos...usando técnicas como la "lenteja", que no era mas que pegarte un caponcillo con un dedo detrás de la cabeza...inocuo pero jodía...y quienes usaban artilugios para procurar que el daño infringido fuese lo suficientemente fuerte como para quedar satisfecho...artilugios así:

"Ante ustedes....LA TXASKA"

En todas las clases siempre había uno o dos bípedos que se llevaban más hostias que el tren...eran los que más guerra daban y a veces enlazaban las hostias del profesor de matemáticas con las hostias del profesor de lenguaje...por esas cabezas pasaron los puños de todo el profesorado del colegio y el del frente...y la mayor parte de las veces estaban fuera de la clase castigados como si fuera la "nevera" de la gran evasión...

"¡¡¡¡NEVERRA!!!!"

Y se podían vivir escenas de auténtica película de espías...una vez, le dejé una revista "Gigantes" (que era sobre la NBA) a un compi en el recreo...pues bien, ya en clase se la pedí...y me dijo que vaya...se le había olvidado en el patio...HORROR...la podía dar por perdida si no se me ocurría algo...levanté el dedo raudo y veloz...

- Profe, ¿Puedo ir al baño?
- ¡Si acabas de volver del recreo!
- Es que antes no tenía ganas, pero ahora si...
- Vale, pero vuelve pronto...

Mentí como un bellaco...nada más salir de la puerta, corrí de puntillas por el pasillo (y duele que se jode correr de puntillas) y ya estaba saliendo al patio cuando una voz a mis espaldas hizo que se me helara la sangre...

- ¿A donde va usted?

Era otro profesor de otra clase que debió salir por algún recado...sin pensar, a bote pronto, respondí...

- Voy a limpiar los borradores al patio...que me ha mandado el profesor...

Tras un momento en el que la tensión podía cortarse con un cuchillo de plastilina...

- Vale...sigue...

Y cuando ya estaba con un pie fuera del patio...

- ¡¡¡Un momento!!! ¿Dónde tienes los borradores?

Mierda mierda mierda...

- Uy, estoooo...no me va a creer, qué tonto soy...se me han olvidado en clase...subo a por ellos ahora mism...

No me dejó acabar la frase...ya me había asido del pelo de la patilla y me llevaba a rastras a mi terrorífico destino...un par de capones, un par de lentejas, un txaskazo y a correr...

"Pretendías engañarme...eh????"

Cada vez que me encuentro con algún viejo compañero y hablamos del tema, siempre soltamos "porque nos pilló de pequeños...si llego a tener la misma mentalidad que ahora...se iban a enterar"...jajajajaja, ya, hombre...pero es que había un problema...que en casa, si ibas con el cuento de "me han zurrao el profesor en clase" en aquel entonces no existía eso de "lo que pasa es que a mi hijo le tienen manía"...no, no, no...eran tiempos del "algo habrás hecho" y tenías doble sesión...así que cmo los anuncios de antihemorroides...sufríamos en silencio las "almorranas"...

"El niño del fondo a la izquierda no lo sabe...pero pronto le faltará cielo pa volar"

¿Ahora? Ahora es un paraíso...los críos meten de hostias a los profesores, bailan sobre las mesas y tiran sus libros en llamas por las ventanas...y los profes no tienen cojones ni para llamar a los padres, porque igual les hostian con lo de "mi niño es muy bueno y tú un hijoputa". Ay!!!!

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